miércoles, 8 de octubre de 2008 a las 11:29 p.m.
"Todo mañana es la pizarra donde te invento y te dibujo."
- Julio Cortázar -



Regresaba agotado de un rutinario día laboral. El camino a casa por momentos se hacía eterno al pensar en que hasta poder llegar a mi cama, tendría que hacer cientos de cosas. Las ganas de llegar hacían pesado el viaje, pero por un instante dejé de sentirlo así, vi tu imagen reflejada en la ventanilla del colectivo, lo cual me llevó a cerrar mis ojos y dejarme perder en un viaje movilizador.
Recordaba esa mañana, cerca de la ventana, buscando la claridad natural, pintando un óleo. Me había costado decidir qué dibujaría esa mañana, no sabía qué perfil elegiría, ni la perspectiva del entorno, tan sólo tenía un propósito, pintar esa figura que tantas noches se llevó mis sueños, desvelándome sin piedad.
Sería indescriptible intentar contarle a alguien más como era ella, su mirada ensoñadora me paralizaba sin permitirme explayarme en otros detalles.
Tantas veces imaginé que su rostro cobraba vida y me hablaba desde la pintura, pero que iluso, jamás sería real.
Los óleos que decidí usar eran los mejores, incluso la iluminación permitía que me dedicara en los detalles, no soy un gran artista, tan sólo dejaba que mis sentimientos se sintieran libres. Por momentos miraba por la ventana, como esperando que algo sucediera, por un momento todo se detuvo, sentí que alguien golpeaba la puerta como queriendo entrar. Fue allí, donde mi vista se volvió borrosa, fue entonces cuando abrí mis ojos, y desesperadamente miraba mi rededor buscando la pintura, pero no encontré más que un colectivo lleno, con muchos pasajeros, que al igual que yo habían salido de sus trabajos y meditaban en todas las cosas que harían antes de poder dormir.
No faltaba mucho, ya estaba llegando, fui hasta el final del colectivo y bajé en la siguiente parada, y en las siguientes 2 cuadras hasta casa, todas las personas que cruzaba me recordaban la pintura, te veia en sus rostros, en sus miradas, te veía en las manequies de las vidrieras de los negocios, te veia sirviendo helado, en la heladería de la esquina, incluso sentada en el edificio de enfrente.
No sé si serás real, pero me desvelás todas las noches, no sé si algún día te conoceré, pero mientras tanto llenaré mis paredes de ti. Te inventaré cada mañana hasta que llegue ese día.




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