lunes, 23 de febrero de 2009 a las 8:29 p.m.



El miedo invadió su cuerpo, quitándole el aire y adueñándose de sus sentidos.
Es que alguien movió la pieza de su ajedrez, dejándola en medio de un estratégico enrroque.
Su reino seguía en pie, pero fue debilitándose con el correr de los minutos.
Sintió temor, porque las demás piezas aunque se encontraban en el mismo tablero, estaban estáticas, sin nombres ni rostros y en silencio.
Pero ella, dejó pasar los minutos, las horas, días y semanas, y se refugió entre las nubes buscando su espacio, buscando respuestas y fortaleciéndo su fe. Necesitaba reencontrarse con ella misma, necesitaba tomarse un tiempo para volver a confiar.
Es que comprendió que es su juego, y nadie moverá por ella. Y los miedos, esos que la enceguecieron por momentos, se alejarían a medida que ella se sintiese más segura de sí misma.
Y es el día de hoy, que un poco menos temerosa y menos insegura, sabe que la siguiente jugada, será su posibilidad de tomar revancha, y la tendrá que hacer con decisión. Que la espera genera más ansiedad, pero apresurarse podría hacerla tropezar.
Y hoy ella está aguardando el momento, aprendiendo a confiar, renovando su fe, descubriendo su alrededor, y que esas piezas que la acompañan no son todas tan estáticas, y algunas están atentas a lo que ella siente, a lo que ella busca.
Hoy ella calla, no hablará de más, no se mostrará vulnerable, pero quien la observe, podrá notar que sus ojos dicen más que sus silencios.


«Mëgg¥»


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sábado, 14 de febrero de 2009 a las 12:27 a.m.


tiempo, es el que quisiera detener por un momento,
tiempo, es el que quisiera que corra con prisa algunos días,
tiempo, es el que quisiera encerrar en una botella y regalarte
tiempo, es el que quisiera ofrecerte,
tiempo, es el que por momentos deja de ser una excusa, mi excusa.


tiempo para conocer, tiempo para crecer, tiempo para admirar, tiempo para entender, tiempo para creer, tiempo para querer, tiempo para sentir, tiempo para extrañar, tiempo para necesitar, tiempo para disfrutar, tiempo para amar.
tiempo, tan lento pero tan veloz, sin pausas y sin prisas, sin edades ni creencias, sin distancias ni ahogos.
tiempo.




«Mëgg¥»





Eclesiastés 3: 1-8



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martes, 3 de febrero de 2009 a las 2:03 p.m.


Duermes, mientras la lluvia golpea contra tu ventana, mientras sueñas sueños despacito, intentando por un instante olvidar todo eso que te aprisiona hasta quitarte el aire.
Duermes, olvidando por un momento decisiones, responsabilidades y ocupaciones por cumplir, para así soñar tu sueño, ese que perseguis a tientas, como quien camina en una habitación a oscuras, pero con la certeza de que alguien más te guia por ese camino hasta poder atravesarla.
Duermes, entre bemoles y armonías, endulzando los sentimientos de todo aquel que se cruce en tu camino. Armonizas tus amistades haciendo de ellas hermosas sinfonías, pero jamás olvidas firmar tus obras, tienes tu propio sello, el cual queda grabado en el corazón de aquellos que realmente supieron conocerte.
Duermes, soñando y contruyendo un mundo en tu imaginación que pronto se hará realidad, un sueño que es más infinito de lo que crees y que alguien se encarga de multiplicarlo.
Duermes, descansando en Dios. En El dejas tus batallas, tus dudas y certezas, y quienes podemos observarte vemos como Dios se refleja en vos. Porque sos sincero y humilde, porque sos auténtico.
Duermes, Dios te bendice con este descanso, se muestra a tí en sueños, en la familia, en los amigos, en la vida misma. Te habla, te busca, te acompaña, tiembla el mundo que no entiende este amor, privilegiado el que vive en el Señor.
Duermes, y la lluvia no cesa, las puertas del cielo se abrieron de par en par, y los campos reciben ese milagro de Dios. Mientras tú duermes, en la ciudad sólo se aprecia como un día melancólico, pero en las afueras y a orillas del mar como una perfecta unión entre la lluvia y el océano, la musa de todo artista, mas tú duermes, soñando un sueño despacito, no tienes prisa, pero tienes tanta vida, tienes tanta fe, tienes tanto amor, que alguien lo ve, te ve, te conoce, te ama, te consuela, te refugia, te levanta, te espera.
Duermes, y el día se torna extraño, la ciudad poco a poco vuelve a su ensordecedor ruido, pero no te enloquece, alguien te mantiene a salvo. Mientras, yo escribo estas líneas, de aquel hombre que está en mi corazón, de aquel hombre que tengo el hermoso privilegio de conocer, de aquel hombre que bendice mi vida con su amistad.



«Mëgg¥»



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lunes, 2 de febrero de 2009 a las 11:57 p.m.



Llora el cielo en esta noche, lloran las nubes que supieron abrazar nuestros corazones, entre mis dedos se escurren las lágrimas que antes rodaron por mi rostro antes de una precipitada caída. Te recuerdo en aquella noche donde todo aún era distinto, no existían estos fríos silencios, tan sólo se reflejaba el amor en nuestras miradas.
Me equivoqué, lo admito, cometí un grave error, dañé nuestros corazones en vano, llené de dolor nuestros días, y ahora tan sólo quiero remediarlo. Cuánto quisiera volver el tiempo atrás, pero sé que jamás lo lograré, lucharé hasta el final, al menos necesito llevar calma a tu corazón, ya no importa el mío.
Decepción es lo que hay en tu pecho hoy, y mi culpa que me ahoga, te busco, necesito pedirte perdón, pero tan sólo escucho tu silencio.
Llueve y el cielo entiende de mi dolor, perdón! lo he estropeado todo, lo acepto.
Una vez más he demostrado qué poco sé cuidar lo que amo.



«Mëgg¥»

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