«Nubëz RØsäs»

Qué difícil suele ser a veces tomar decisiones....
Decisiones que obviamente tendrán sus consecuencias, a corto, mediano o largo plazo.
Decisiones que marcan la vida de cada uno de nosotros, y en algunos casos hasta dejan huellas en otros.
Y que pueden dejar bellos recuerdos como así horribles cicatrices, y heridas que tardan en cerrarse...

Hoy estoy en esos días en que me recrimino por derrochar el tiempo.
El Tiempo.
Si, ese que no vuelve, ese que guarda instantes, pero no regresa.
Y hoy pienso en eso, porque siento que estoy malgastando mi tiempo, si, pero lo peor de ésto es que lo hago consciente y no tengo voluntad de cambio, o si?
O sea, me doy cuenta de que estoy haciendo mal las cosas, pero no sirve con plasmarlas a un papel o a un blog, porque en esto no hay acción, no, ésto sólo es la intención de compartir, de no sentirme sola en cierto modo, y saber o creer que alguien estará leyendo esto o no. O le servirá a alguien en algún momento. Quien sabe.

Hoy por hoy, tengo abiertas varias puertas, varias posibilidades para mejorar, para crecer, como persona, como profesional, en lo laboral como en lo personal.
Pero yo estoy mirando por la ventana todo eso, me siento sentada junto a una ventana observando y diciendo: mirá vos q bueno, eso me vendría joya, me ayudaría un montón, sería buenisimo. Pero sigo junto a la ventana, sin voluntad de salir por la puerta a alcanzar eso que se me propone.

Y en cambio, sigo ahi, y por mi cabeza se proyecta una pelicula, donde hay varias historias y protagonistas, como la familia, el trabajo, la carrera, Dios, la iglesia, amigos, sentimientos....pero por momentos soy protagonista y en otros soy solo espectadora.
Y por momentos, hasta me hago cargo de decisiones ajenas, me cargo con sus mochilas, porque sus decisiones afectaron su entorno y yo formo parte de él. Y sé que eso es lo peor que puedo hacer, y sé que no me sirve, sé que eso hasta quizás me lastime, pero hago todo al revés, me hago cargo de lo ajeno, lo que me tiene pegada a la ventana, pero no tengo voluntad de pararme e ir a buscar lo que se me ofrece.

Y pararme no me hace egoista, no, me hace persona, me hace independiente, me hace crecer, y es justo lo que siempre quise desde niña, y es uno de mis más grandes anhelos, por más equivocado que esté. Y es no depender. Poder crear una distancia para que las cosas no me afecten.
Pero no puedo, no me sale, y vuelve a salir todo al revés.

Y todos los que me quieren me alientan, me dicen levantate, y luchá por eso, dale, que esperas?, si vos querés podes. Pero por otro lado hay gente que dice, viste? eso te pasa por dejar pasar las oportunidades....Y duele, duele no poder decidirse, pero mas duele que después recalquen sobre ese dolor de no poder con uno mismo.

Dejemoslo acá x hoy, me voy a dormir.

Un día, sin ningún aviso previo, el guerrero descubre que lucha sin el mismo entusiasmo que antes.
Continúa haciendo todo lo que hacía, pero cada gesto parece haber perdido su sentido. En este momento, él sólo tiene una elección: continuar practicando el Buen Combate.
Hace sus oraciones por obligación, o por miedo, o por cualquier otro motivo, pero no interrumpe su camino.
Sabe que el ángel de Aquel que lo inspira está dando un paseo. El guerrero mantiene la atención concentrada en su lucha e insiste,
aun cuando todo parece inútil. Al poco tiempo el ángel regresa, y el
simple rumor de sus alas le devolverá la alegría.

Paulo Coelho - Manual del guerrero de la luz