viernes, 29 de agosto de 2008 a las 12:06 a.m.
El día que busque conformar a la gente, ese día dejaré de ser yo.


Tengo mil millones de defectos, soy impuntual, desordenada, por más que en mi quilombo encuentro todo, no sepo hablar, a veces, mis palabras pueden ser puñales, me acuesto tarde y al día siguiente me cuesta levantarme, muchas veces dejo las cosas a último momento, siempre que salgo de una habitación, dejo la luz prendida, sin pensar en que se gasta la luz, descargo esas cosas que suelen llamar piratería, quiero cambiar a Carola por un perro nuevo, tengo que coser un botón en un saco y no lo hago por fiaca, no soy re prolija, mis apuntes son jeroglíficos, recursé 3 veces análisis matemático, digo que no me gusta la polenta, sin probarla desde hace más de 15 años, falto muchas veces a la igle los domingos por dormir un rato más, adelanto los relojes, pero igual sigo saliendo de casa a la hora que debería estar en otro lugar, cuando era chiquita me escondian las aspirinetas porque sino me las terminaba en un rato, me guardo el 80% de lo que pienso, siento o imagino, peleo por cosas que no lo valen, reviso el flog desde el trabajo en vez de trabajar, soy colgada, muchas cosas no he hecho por no arrepentirme después, de las cosas que he hecho, estoy tranquila que las hice bajo mi consentimiento, uso alfileres en algunos pantalones por no coserles las botamangas, tengo un mini Casio SA-21 que nunca aprendí a usar, me adueñé de la guitarra de papá, no vi nada de los juegos olímpicos hasta la final de fútbol, que sólo vi 10 minutos porque me quedé dormida, para la fiesta del día del niño me olvidé la cámara, casi no alquilo peliculas por fiaca de ir al videoclub, tengo la obsesión de llegar a casa y prender la pc, no voy a visitar a mi viejo hace rato, ya me encontré 3 canas, muchas cosas que hago son sólo de caradura, estudio para contadora y nunca me gustó contabilidad, suelo ser ciclotímica, a veces demasiado, hay amigos que hace mucho que no veo que por colgada ni siquiera los llamo...

y así podría seguir...

Jamás podría compararme con nadie, ni decir si soy mejor o peor, las cosas que digo son porque me salen decirlas, y si no las digo, quizás no lo hago xq no tengo la motivación de hacerlo.

Hasta acá doy de mí, sé que en muchas cosas puedo dar más,
pero este es mi límite ahora, impuesto x mí, x las circunstancias, x mis ganas.

Si me comprometo en algo, sé que lo haré
quizás a las corridas y a último momento,
por más desgano, cansancio y pereza que tenga.

[c.a.t.a.r.s.i.s.]


«Mëgg¥»
jueves, 14 de agosto de 2008 a las 8:50 p.m.
- Por el momento como estás?

- No sepo no contesto. No hablo de mi vida privada. Soy estrella.

- No te catalogues, a las estrellas no les presto atención. Son vanidad de vanidades.

- Hoy soy sólo una estrella.

- Muy pocas siguen siendo personas, porque todos las ven, algunos las codician, nadie las alcanza, y lo peor, que quien la alcance no sabrá que hacer con ella.

- Todos las ven, incluso buscan estudiarlas, conocerlas, pero siempre guardan algo para sí, y brillan, a veces más, a veces menos, incluso algunas son ciclotímicas porque titilan, pero hacen del cielo una obra de arte, no es lo mismo sin ellas.

- En verdad no sería lo mismo, el ser humano busca de quién hablar, con quién soñar, a quién admirar. Mas no es ese el punto de mi actitud esquiva: se es persona y rara vez estrella, quien es estrella es rara vez persona. Entenderlas es difícil, porque cambian su ánimo, y el mundo luego de años de contemplarlas percibe su conmutación. Busco dentro de las personas las estrellas y no busco a quién brille y llame la atención, esas ya tienen su ganancia.

- Más hoy tan sólo he de encerrarme dentro de una de ellas, hoy por hoy que brille por mí, ya que mi luz es débil, ellas saben de las personas, conocen su corazón y su sola aparición en las noches son señal de que ahí están, que no se fueron, que seguirán allí, que si mi luz se apaga, ellas iluminarán mis pasos hasta que vuelva a encandilar por mí misma.
Las otras estrellas no son más que transitorias, no tienen corazón de estrella, y sus ganancias son materiales, no perduran, en cambio, estas otras son para siempre, porque siempre estarán ahi arriba, miles de millones de ellas, iluminando.

- Eso me inspira.

- Es allí cuando nos damos cuenta, que somos seres humanos, y siempre vamos a depender de un abrazo, una palabra, una sonrisa, necesitamos compartir las maravillas de la vida, las maravillas como las alegrías y las tristezas, porque ellas también son mágicas, más quién puede evitar estremecerse ante la lágrima de un ser querido.
Más las estrellas observan nuestras vidas humanas, y más allá de nuestro estado de ánimo nos regalan su brillo cada noche, pudiendo nublarse el cielo, pero ellas inmóviles seguirán ahi, hasta que Dios quiera, y nacerán nuevas y otras protagonizarán una noche fugazmente atravesarán el cielo, regalándonos un instante incomparable, quizás sea el fin de su luz, pero por un instante, lo que dure su vuelo, brillará nuestro corazón de estrella despidiéndose de ella, deteniendo el tiempo y perdurando la unión humano-estrella.


«Mëgg¥»
martes, 12 de agosto de 2008 a las 3:11 p.m.


Ella caminaba con el presentimiento de que encontraría eso que tanto buscaba,
era tal el anhelo dentro de ella, que sus ansias calmaban cualquier ráfaga de frio provocada por el mismísimo invierno.
Ella había salido de su casa muy temprano, caminaba sin rumbo, ni siquiera tenía planeado qué hacer el resto del día, tan sólo se dejaba llevar, vagaba al compás de los latidos de su corazón, el cuál por ahora marcaba un ritmo pausado y tranquilo.
Llegó a ese parque, que en cualquier estación del año resplancede cuando el sol se posa en sus colores.
Ese parque que conoce de sus penas y de alegrías, que la vio crecer; donde los árboles hoy la miran pasar y la ven toda una mujer, y ayer la veían tan pequeña y tan difícil de contener cuando se trepaba en sus ramas.
Observó que la ciudad estaba amaneciendo, hombres y mujeres, entre bostezos y portafolios, cruzaban el parque camino al trabajo, sin observar todo aquello que los rodeaba. Ella en cambio, buscó un banco, ese donde alguna vez alguien supo robarle un beso, se sentó allí, buscando alejarse un poco del camino y no invadir la privacidad de ninguno de los transeuntes que caminaban todos automatizados con sus rostros estáticos, sin gestos.
Se perdía en los colores cálidos en tonos rojos y naranjas que resaltaban de cada hoja, de cada árbol, en cada centímetro cuadrado del parque, pasaba desapercibida ya que vestía los mismos colores, quizás era casualidad, quizás ya lo tenía todo planeado.
Sentada del lado izquierdo de un banco blanco, esperaba; sus latidos se hacían cada vez más fuertes. Su corazón daba saltos, esperando quizás que algo sucediera, quizás que alguien se asomara por el camino, sólo ella y el parque lo sabían, digo el parque, porque hoy su resplandor era mayor, hoy algo especial invadía ese lugar, la espera cada vez se hacía más larga, pero ella sabía que cada vez habría que esperar menos. Algo sucedería.


«Mëgg¥»
lunes, 11 de agosto de 2008 a las 6:08 p.m.
Iban juntos, a la par, caminaban de la mano
marcando el paso de su camino.
Iban siendo los dos, tan sólo uno,
redescubriendo cada detalle a su alrededor
pero ahora con la posibilidad de compartirlo
y aprendiendo que hay muchas perspectivas.
Que el camino se hacía más llevadero con compañía
que cuando llegara la noche el miedo se iría porque ninguno se sentía solo.

Las circunstancias, los vientos, el tiempo,
algo fue, quizás no lo saben, o quizás sí, o tan sólo creen saberlo.
o a algo quizás quisieran echarle la culpa y evitar así sus culpas.
Pero en el camino fueron apareciendo obstáculos,
todo el paisaje parecía erosionarse precipitadamente
La comunicación ya no era la misma,
las palabras muchas veces solían resonar como ecos,
pasaron a ser rutinarias, las mismas palabras,
los mismos gestos, las mismas caricias.

Esto de a poco hizo que perdieran esa coordinación
que alguna vez fue tan perfecta, tan sincronizada,
hoy ya no iban a la par, ella por momentos se adelantaba
él por momentos veía el paisaje a su manera
ambos ya veían todo en sus propias perspectivas,
ya veían lo que querían, quizás lo compartían,
quizás todavía se contaban eso que era tan importante uno hacia el otro
pero ya no se escuchaban como antes,
iban a distintas velocidades, ya no era el mismo ritmo.

Ella en un momento se adelantó,
Él tan sólo atinó a perderla de vista,
quizás no entendió el por qué se adelantó,
quizás no comprendía lo que ella necesitaba,
quizás nunca le podría dar eso que ella anhelaba,
Y fue allí, cuando ambos, cada uno en algún punto apartado del camino
sintieron dolor, por momentos a no ser correspondidos,
por no saberse comunicar, por no saberse conocer y entender.
Fue allí donde ya no calentaba el sol,
tan sólo iluminaba las lágrimas de sus rostros.

Hoy, ella se encuentra caminando otro camino,
él acaba de llegar al final del camino,
donde un cartel con flechas marca el comienzo de otros
tan sólo queda decidir y seguir.

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