jueves, 9 de abril de 2009 a las 1:24 a.m.


Ella anhelaba que las fotos entre sus manos dejaran de ser momentos estáticos guardados en sepia.
Las miraba, cerraba sus ojos y revivía aquel momento, ese lleno de risas y amigos, una de esas tantas salidas matarutinas de mitad de semana. Hasta los temas de charla recordaba, era como si estuviera ahi. Y en verdad lo estaba, sólo que a través de una fotografía.
Fueron varias las veces que revivió esos tiempos. Los oía reir, el barullo del entorno, los miraba a los ojos y ellos la veían.
Ella recordaba un tiempo, cuando en su casa sólo había gritos, quejas y lágrimas, fuera de ella encontraba el alivio junto a ellos, eran su escapatoria, su tregua al menos por el tiempo que se les regalase.
Hoy ya todo es distinto. Los gritos menguaron, quizás demasiado, lo suficiente para que el silencio entre a la casa sin llamar a la puerta.
Pero ellos, y todos esos momentos, hoy sólo se aprecian inmóviles en sepia, a color o black & white. Fotos, cientos de ellas, cada una relata una anécdota, un lugar, una misma sintonía.
Por momentos, las ganas de volver a encontrarlos, de abrazarlos, de volver a cruzarlos.
Pero sólo Dios sabe que fue lo que pasó que todo ya es distinto y un vacío le hace compañía en esta noche. Siente que los necesita, necesita verlos, saber de ellos y lo intenta, pero encuentra respuestas distantes y personas que se resguardan evitando involucrar sentimientos, incluso algún silencio.
Pero está segura, muy segura, que Dios les va a regalar tiempos aún mejores, en otro tiempo, un tiempo que escapa a nuestra insistente ansiedad, porque Dios sabe lo bien que se hacen a sí mismos y hasta Él disfrutará del reencuentro.




«Mëgg¥»






Terminado de escribir 18/06/09





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