miércoles, 24 de septiembre de 2008 a las 12:36 a.m.

El otro día vi uno así en la tele, le pregunté a mamá que era, y me respondió: la vuelta al mundo.
Quedé atónita frente a semejante nombre, y dije, ahí voy a subir, quiero dar la vuelta al mundo. Pero no es lo mismo ir sola, no, si voy sola vería las cosas de una sola forma, y quizás haga todo un viaje equivocada, creyendo algo que no era.
Yo quiero que vengas vos, te invito a subir a lo más alto hasta abrazar las nubes, y también estrechar la mano del sol, prometo llevarte a ver los paisajes y a acompañar a las aves a migrar en temporada.
Te invito a ver cientos de amaneceres y a conversar con las estrellas cada noche, prometo no ser cargosa y respetar tus silencios en la cima de la montaña, como así también saber escuchar la sabia filosofía del mar. En invierno junto a vos disfrutaría jugar como niños en la nieve, pero en primavera, durante todo su esplendor, cada día te regalaré una flor. Mientras tanto, la naturaleza nos regalará su armonía, musicalizando nuestras pulsaciones; al menos las mías se encontrarán aceleradas, y no será porque le tema a la altura, o porque sea intenso el andar, sino será porque estarás ahí, dando la vuelta al mundo, juntos.
Sólo dejará de ser un sueño, cuando aceptes la invitación, sólo me animaré a subir, si vienes conmigo.

«Mëgg¥»

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