lunes, 24 de marzo de 2008 a las 7:06 p.m.
A veces las cosas no salen como esperamos, y suelen aparecer esos días en que solemos encontrarnos aturdidos, desesperados, confundidos. Despertamos con la necesidad de huir, sin entender de qué o de quién.
Queremos hacer un corte, parar para volver a empezar, queremos que nuestra luz brille y no sentirnos en penumbras....pero hay algo que lo impide, sentimos que eso nos excede.

Sentimos miedo, sentimos que lo que hacemos no tiene valor alguno
sentimos que no llegamos a ningún lado, indignos de cualquier milagro.
Pero en ese momento cuando ya estamos por bajar los brazos
débiles después de tanto cuestionamiento

En ese momento aparecen los milagros,
milagros con forma humana, que desde su inocencia se acercan
Nos extienden sus manos, nos abrazan, nos animan
y caminan a nuestro lado porque se dirigen para el mismo lado
Porque en este camino perseguimos los mismos ideales, sueños, esperanzas.

Y dudamos, porque es muy bello saber que no caminamos solos
y saber que todos caminamos persiguiendo los mismos ideales
pero, esos momentos en que rodeados de tanta gente nos sentimos solos
son los que nos marcaron y hoy nos hace desconfiar.

Pero en esos momentos en que caemos son sólo pocos los que se acercan
son pocos los que vienen y te ayudan a levantarte
y son ellos en los que realmente podés confiar, porque en el momento de la debilidad
se borran todos, menos ellos.

Es acá donde reluce tanto amor, donde nos damos cuenta de cómo es la gente que nos rodea
Es acá donde aprendemos a valorar y sólo nos queda agradecer.



Hoy hay bellos milagros en mi vida, hermanos que me regaló Dios
personas que tienen un valor incalculable,
no hay nada con lo que se pueda comparar su amor
Amo vivir en este tiempo, amo haberlos conocido y amo que sean parte de mi vida y me permitan formar parte de la suya.


«Mëgg¥»

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